
La batalla del 25 de diciembre de 1808 en el puente de Albalat
La batalla del 25 de diciembre de 1808, en el territorio de Romangordo, por el control del puente de Albalat fue la primera operación militar de la guerra de la Independencia en Extremadura.
Esta batalla enfrentó a la división de general Valence, que estaba integrada por polacos, con el ejército de Extremadura que en ese momento estaba comandado por el general José Galluzo.
Fuente: Historia de Romangordo
El 10 de noviembre de 1808, en las cercanías de Burgos, en Gamonal, el ejército de Extremadura, al frente del cual la Junta Central del Reino había puesto al inexperto conde de Belveder, se había enfrentado con dos de sus tres divisiones a tropas francesas dirigidas por el mariscal Soult. Estas tropas francesas formaban parte del ejército con el que Napoleón se dirigía a Madrid, para restablecer en el trono a su hermano José. El ejército de Extremadura fue derrotado dejando en el campo de batalla 2.000 muertos de sus 12.000 soldados, mientras el resto se dispersó sin orden, excepto la tercera división, comandada por Francisco Trías, que no llegó a intervenir.
Con los restos de ese ejército y con los del ejército que días más tarde, el 30 de noviembre, fue derrotado en Somosierra y cuyo general en jefe, Benito de San Juan, fue asesinado en Talavera por sus tropas amotinadas, el general Galluzo, nombrado ahora general en jefe por la Junta Central del Reino, trató de frenar el avance de las tropas francesas que, guiadas por el mariscal Lefebvre, pretendían adentrarse en Extremadura. Galluzo puso su cuartel general en el puente de Albalat, tomó posiciones en el puerto de Miravete y colocó tropas en otros puntos estratégicos del río Tajo. Según cuenta él mismo en el Manifiesto del 30 de diciembre, colocó gruesos destacamentos en los puentes del Cardenal y del Conde y envió una división de 1.200 hombres al mando del general Francisco Trías a Valdelacasa, un pueblo situado en la orilla izquierda del Tajo y cercano al Puente del Arzobispo, pues éste estaba ya controlado por los franceses.
La situación del ejército extremeño era lamentable, pues, además de su baja moral, por haber sufrido dos contundentes derrotas recientemente, y de su indisciplina, como quedó patente en el motín de Talavera, se encontraba con muchas carencias y muchos de sus soldados eran bisoños. Los partes del general Galluzo dirigidos a las autoridades civiles, ponen de relieve esta dolorosa situación. Muchos soldados carecían de zapatos o alpargatas, no todos tenían fusiles, siendo invierno no disponían de tiendas de campañas al menos inicialmente, la comida era escasa. Es verdad, que según se aprecia en los diferentes comunicados de las autoridades civiles, éstas estaban haciendo un gran esfuerzo económico y organizativo para remediar las carencias del ejército.
Por el contrario, las tropas francesas a las que tenían que enfrentarse, tenían además de experiencia y equipos adecuados, la moral de los vencedores. Estas tropas dirigidas por el mariscal Lefebvre, duque de Dantzick, formaban el 4º cuerpo del ejército napoleónico y constaban de dos divisiones de infantería, una comandada por el general Valence, cuyos soldados eran polacos, y la otra por el general Sebastiani, y dos divisiones de caballería, al frente de las cuales estaban los generales Milhaud y Lasalle. Estas tropas francesas constaban de 10.000 hombres de infantería, 4.000 de caballería y 11 piezas de artillería.
El mariscal Lefebvre encargó a la división del general Sebastiani que pasara el Tajo por el Puente del Arzobispo para que, siguiendo la ruta que iba a Deleitosa y que desemboca en la carretera de Madrid a Badajoz, muy poco al sur del puerto de Miravete, pudiera atacar al ejército español por la espalda y cortarle la retirada, mientras que la división del general Valence apoyada por las divisiones de caballería de los generales Mihlaud y Lasalle, debía forzar el paso por el puente de Albalat, enfrentándose a las tropas españolas allí estacionadas.
El general Galluzo el 15 de diciembre, enterado de la llegada a Navalmoral de un importante contingente de franceses, intentó volar el puente de Albalat, pero no lo consiguió porque su solidez aguantó la carga explosiva, aunque probablemente el puente sufrió serios daños que dificultaban el paso por él, aunque esa dificultad podía subsanarse con la colocación de tablones. La Junta Central del Reino reprendió a Galluzo por esta acción cuando tuvo conocimiento de ella.
El 24 de diciembre el general Galluzo recibió un informe del coronel José Escudero en el que le comunicaba que, a pesar de su tenaz resistencia, había sido derrotado por la mañana junto al pueblo de Valdelacasa y que parecía ser que las intenciones del enemigo, es decir de las tropas del general Sebastiani, eran coger por la espalda al ejército del puente de Albalat y cortarle la retirada. Como consecuencia de este mensaje, el general Galluzo decidió trasladar su cuartel general a Jaraicejo, es decir a un pueblo que está más al sur del punto donde la ruta que sale del Puente del Arzobispo y pasa por Deleitosa desemboca en la carretera nacional de Madrid a Badajoz. A las doce de la noche de ese día 24 se puso en camino hacia Jaraicejo con el grueso de su ejército (unos cinco mil hombres), dejando para la defensa del Puente de Albalat al mando del coronel del regimiento Mallorca sólo unos mil hombres, entre los que había fuerzas de infantería, de caballería, zapadores y un pequeño cuerpo de artillería con cuatro cañones.
El 25, día de Navidad, a las 9 de la mañana, la división Valence inició el ataque contra las fuerzas que defendían el Puente de Albalat y las derrotó, apoderándose de sus cuatro cañones y de los almacenes que allí había, en uno de los cuales estaban las tiendas de campaña que pocos días antes había enviado la Junta Central del Reino. De los mil soldados que defendían esta posición fueron hechos prisionero 300, según documentos españoles, 400 ó 500, según documentos franceses. No hay referencias ni a muertos ni a heridos. Los que lograron escapar de la persecución de la caballería francesa pudieron hacerlo en varias direcciones, sin que la división de Sebastiani pudiera cortarles la retirada, pues no había llegado todavía al sur del la sierra de Miravete. Según la valoración que hace Galluzo en el citado Manifiesto, “los defensores del puente hicieron cuanto pudieron, se retiraron en buen orden y dejaron su honor en buen lugar”.
La noticia de esta derrota se difundió con rapidez y causó pánico en los pueblos y ciudades de Extremadura, particularmente en Trujillo y Cáceres, de los que la gente huyó en masa ante la perspectiva de ser invadidos y saqueados por los franceses. En Cáceres hubo familias que no encontraron un carro para huir ni pagando con oro.
Con su victoria las tropas francesas consiguieron no sólo el control del puente de Albalat y del puerto de Miravete, sino también vía libre para penetrar en Extremadura, debido al especial comportamiento del general Galluzo.
Al general Galluzo le llegó enseguida la información de lo sucedido en el puente de Albalat y de que la caballería francesa avanzaba con intención de alcanzarle. La reacción de Galluzo fue seguir huyendo, trasladando su cuartel general desde Jaraicejo a Trujillo, donde se celebró un Consejo de Guerra con todos los altos oficiales y los comisionados de la Junta Central del Reino, el marqués de Casamena y D. Mateo Fernández Jara, para deliberar sobre la situación y tomar decisiones. Según cuenta el Comisionado D. Mateo Fernández Jara en carta escrita a la Junta Central del Reino, la opinión mayoritaria del Consejo fue “que el medio único de salvar este ejército en cuya conservación interesa tanto la Patria era mudar de ruta encaminándose por la izquierda en que se encuentran a menor distancia desfiladeros y posiciones ventajosas, pues haciéndolo por el camino de Badajoz que es llano y sin aquellos recursos se podía temer el ser cortados”.
El General Galluzo en el citado Manifiesto dice sobre este Consejo de Guerra que la mayor parte aconsejó la marcha del ejército a Andalucía, pero a pesar de ello él resolvió “tomar una posición entre la Serena y Llerena para rehacerme y aumentar mis fuerzas con los prontos socorros de estos dos partidos”.
Como consecuencia de esta decisión quedaron totalmente desprotegidas ciudades como Trujillo, Cáceres, Mérida y Badajoz que tanto se habían esforzado por ayudar al ejército comandado por Galluzo enviándole provisiones de todo tipo para su subsistencia, por lo que es perfectamente comprensible la reacción de la Junta Superior de Gobierno de Extremadura.
Lo que irritó a la Junta de Extremadura no fue tanto la derrota de las tropas en el puente de Albalat, como que Galluzo se quitase del medio, dejando sin protección a las principales ciudades extremeñas, y sobre todo la intención de Galluzo de irse a Andalucía con el ejército, aunque finalmente se quedó en las zonas de la Serena y Llerena situadas al este de Extremadura, próximas a Andalucía.
La Junta Superior de Gobierno de Extremadura, llevada por esta irritación, asumiendo competencias que correspondían a la Junta Central del Reino, es decir, extralimitándose en sus funciones, destituyó fulminantemente a Galluzo y a los Comisionados, que le acompañaban, y, mediante una circular fechada el 28 de diciembre, ordenó a los Mariscales de Campo D. Francisco Trías y D. Juan de Henestrosa, a todos los jefes militares subalternos y a las autoridades civiles de los pueblos, donde había tropas, que las condujeran a Badajoz.
El día 29 la Junta Superior de Extremadura entregó el mando del ejército al general D. Gregorio García de la Cuesta, quien se hizo con el control del mismo, a pesar de que Galluzo se declaró en rebeldía recurriendo a la Junta Central y publicando con fecha 30 de diciembre el mencionado Manifiesto, dirigido a los extremeños, en el que defiende su comportamiento e invita a no obedecer la circular de la Junta Superior de Gobierno de Extremadura.

La invasión del mariscal Victor
Cuando al rey José le llegó el 29 de enero de 1809 la información del fracaso de la expedición del general Lasalle en su doble misión de establecer una base permanente junto al puente de Albalat y de controlar el territorio de Extremadura hasta las llanuras al sur de Trujillo, ordenó al mariscal Víctor, que estaba en Toledo, que tratara de recuperar el puente de Albalat.
El mariscal Víctor encontró ya destruido el puente de Albalat y tropas españolas desplegadas en la orilla izquierda del río Tajo dispuestas a impedir su avance. Todo lo cual le obligó a detenerse hasta reunir los medios necesarios para poder atravesar el río Tajo. El mariscal Víctor puso su cuartel general en Almaraz y ordenó preparar todo el material necesario para montar en el río un puente de barcas. Mientras se hacían estos preparativos trató de expulsar a las tropas españolas que ocupaban la orilla izquierda del Tajo y que impedían su avance. El mariscal Víctor utilizó para este fin la misma estrategia que el mariscal Lefevre en diciembre de 1808: Enviar tropas a la orilla izquierda del Tajo por el puente del Arzobispo para atacar por la espalda a las tropas españolas.
En concreto el mariscal Víctor envió a la división alemana comandada por el general Leval. Esta división se enfrentó a las tropas que el general Cuesta tenía colocadas en Mesas de Ibor y Fresnedoso y tras un duro combate, las tropas españolas fueron derrotadas y se retiraron hacia el puerto de Miravete, primero, y luego hacia Trujillo. Las tropas españolas que estaban en las proximidades del puente de Albalat, conocido el resultado de esa batalla abandonaron la posición retirándose también en dirección a Trujillo y dejaron el campo libre para que el Mariscal Víctor pudiera instalar el puente de barcas que le permitió cruzar el río Tajo el 19 de marzo e inmediatamente avanzó hacia el sur con sus tropas en persecución del ejército español. Nueve días más tarde, el día 28, se produjo el choque de ambos ejércitos en la batalla de Medellín, en la que el mariscal Víctor infligió una grave derrota al ejército comandado por el general Cuesta.
El puente de barcas se mantuvo instalado y fue protegido por el regimiento 12º ligero enviado por el rey José Bonaparte para este fin, pues el mariscal Víctor no dejó ningún destacamento encargado de la defensa del puente.
No mucho tiempo después, el mariscal Víctor decidió replegarse y a finales de junio volvió a pasar el Tajo por las proximidades del puente de Albalat utilizando mismo puente de barcas que dejó allí instalado y que enseguida fue desmontado. El mariscal Víctor se dirigía a Madrid e iba seguido y vigilado por las tropas españolas que de nuevo se habían reorganizado. Las tropas españolas se vieron obligadas a permanecer en la zona de Lugar Nuevo a la espera de instalar un puente de barcas que les permitiera cruzar el Tajo y continuar su avance. El general Cuesta instaló su cuartel general en el puerto de Miravete y el 10 de julio celebró una reunión con Wellington en Casas de Miravete.
Fuente: Historia de Romangordo

Estancia en Romangordo del primer batallón inglés
Jonathan Leach era capitán en el 1er batallón del Regimiento 95, cuando ocurrieron los hechos que aquí se relatan. Los soldados del Regimiento 95 no eran reclutas de reemplazo, sino voluntarios que entraban en él, previo un contrato de permanencia de varios años. Era pues un cuerpo de ejército muy profesionalizado, un cuerpo de élite.
No estaban equipados con el mosquete, arma que generalmente utilizaban los soldados de los demás cuerpos, cuya precisión de tiro era sólo aceptable hasta los 80 metros, sino con el fusil, un arma muy perfeccionada, creada por el londinense Ezekiel Baker.
Cuando Jonathan Leach estuvo en Romangordo (del 6 al 20 de agosto de 1809), se situó en un olivar próximo al pueblo con su batallón de rifleros y colocó dos compañías del mismo en la orilla izquierda del Tajo, junto al vado que había en la desembocadura de la garganta de la Canaleja, para impedir que el ejército francés del mariscal Soult, o un destacamento del mismo, cruzara el río, pues debido a la precisión de sus rifles y al entrenamiento y experiencia de los soldados, podían hacer blanco perfectamente de una orilla a otra del río.
En esos mismos días la zona del puente de Albalat, que tenía roto ya su arco derecho, era vigilada desde la orilla izquierda también y con la misma intención por dos batallones españoles.
Fuente: Historia de Romangordo
El ejército británico se posicionó en esta zona, cuando iba en retirada desde Talavera a Portugal, bajo el mando de Wellington, quien instaló primero su cuartel general en Deleitosa y desde el 11 de agosto al 20, en Jaraicejo. El ejército británico quería impedir que los soldados franceses del mariscal Soult cruzaran el Tajo por las proximidades del puente de Albalat, lo que, de producirse, les crearía graves problemas en su retirada.
Fuente: Historia de Romangordo
El ejército británico cruzó el Tajo por el Puente del Arzobispo y se dirigió a Deleitosa, siguiendo la ruta que pasa por Peraleda de San Román, Bohonal de Ibor, Mesas de Ibor y Campillo. Después de abandonar Mesas de Ibor, donde se entrevistaron por última vez Wellington y el general Cuesta, la división 3ª comandada por el general Crawford, en la que estaba encuadrado el batallón de Jonathan Leach, se separó del resto del ejército británico, para dirigirse por Romangordo a la zona del Tajo, donde estaba y está el puente de Albalat, y al puerto de Miravete.
Según reconoce Jonathan Leach, si los franceses hubieran llegado primero a esos dos puntos estratégicos, el ejército británico, habría corrido un grave peligro. Esto explica las prisas del general Crawford por controlar cuanto antes esos puntos con su división e impedir que los franceses del mariscal Soult se apoderaran de ellos. El general Crawford parece que ignoraba que el general español Cuesta tenía ya destacados dos batallones junto al puente de Albalat, en la orilla izquierda del Tajo, con el mismo fin de impedir el paso a los franceses.
El ejército británico se mantuvo en esta zona hasta que tuvo conocimiento de que las tropas francesas, que habían llegado a la orilla derecha del Tajo el 12 de agosto, no sólo no intentaban forzar el paso, sino que se estaban retirando. El 20 de agosto Wellington dio la orden de continuar la marcha hacia Portugal. Los dos batallones españoles se mantuvieron algún tiempo más vigilantes en sus puestos.
Fuente: Historia de Romangordo

Poesía sobre Romangordo
Poesía escrita en 1809 y publicada en 1847 por Jonathan Leach en el capítulo XVI de su obra “Rambles along the Styx” (Paseos a lo largo de la Estigia).
“O Ramon Gordo, hottest place in Spain! Where bran and goat’s flush ‘s all we can o’ tain, Where salt, nor bread, nor gen’rous wine appear; Our bev’rage water, from that rill so near; Village of dirt, and bug, and lively flea, And other insects which shall nameless be; Village from which thy dark-ey’d maids have flown And left us soldiers in it all alone.” |
“¡Oh Romangordo el más caluroso lugar de España! Donde todos podemos conseguir salvado y carne de cabra, Donde ni sal ni pan ni generoso vino se deja ver; (Cogemos) de ese tan cercano arroyo nuestra agua de beber; Pueblo de suciedad, y de chinche y pulgas con mucho brío, Y otros insectos que permanecerán anónimos; Pueblo del que tus muchachas de ojos negros han volado Y a nosotros soldados completamente solos en él nos han dejado.” |
Fuente: Historia de Romangordo

Inicio de la posición militar francesa en Lugar Nuevo
La ciudad de Badajoz cayó en manos de los franceses después de un asedio de aproximadamente mes y medio el 11 de marzo de 1811. No habían pasado todavía dos meses, cuando los aliados (ingleses, españoles y portugueses) intentaron su recuperación. Fue el general inglés Beresford el que, después de reconquistar Olivenza a mediados de abril, comenzó con tropas inglesas y portuguesas a cercar Badajoz el 4 de mayo, recibiendo en los días siguientes refuerzos de tropas españolas.
Fuente: Historia de Romangordo
La batalla de La Albuera se produjo, cuando el general Soult se aproximó con su ejército a Badajoz para romper el cerco. Los aliados le salieron al encuentro y el choque se produjo el 16 de mayo en La Albuera. Derrotado Soult, los aliados volvieron a cercar Badajoz. En estas circunstancias Soult pidió ayuda a Marmont, jefe desde hacía pocos días del ejército de Portugal y que se encontraba por entonces en la provincia de Salamanca.
Fuente: Historia de Romangordo
Su construcción fue ordenada por Marmont en esta ocasión y por este motivo, para poder cruzar el Tajo con su ejército, coger la carretera que conduce a Badajoz y conjuntar sus fuerzas con las de Soult. Instalado el puente de barcas, Marmont pasó con todo su ejército por él durante los días 11, 12, 13 y 14 de junio de 1811, hizo la conjunción con el ejército de Soult el 18 y ambos forzaron a los aliados a levantar el cerco de Badajoz, donde pudieron entrar el día 20. Después de dedicar algún tiempo a aprovisionar Badajoz y reparar sus murallas, Marmont regresó en el mes de julio por Lugar Nuevo, puso su cuartel general en Navalmoral de la Mata y desde allí se preocupó del sistema defensivo de Lugar Nuevo, ordenando la construcción de fuertes en ambas orillas del Tajo y en el puerto de Miravete. Desde entonces, por lo menos, y hasta que lo destruyeron los ingleses, Lugar Nuevo fue una posición militar francesa permanente. La conjunción de los dos grandes ejércitos franceses neutralizó pues la victoria de los aliados en La Albuera. Wellington tomó nota de la importancia estratégica de Lugar Nuevo y pensó destruirlo cuando fuera oportuno y se le presentase la ocasión de llevarlo a cabo.
Del relato de Marmont parece deducirse que no había ningún destacamento francés fijo en Lugar Nuevo antes de que él ordenara la construcción del puente de barcas en este punto del Tajo. Es verdad que Marmont afirma que ya había un reducto o fuerte en el cerro de la orilla izquierda donde se construiría el fuerte de Napoleón, pero nada hace suponer en su relato que en ese momento estuviera ocupado. En ese cerro había una ermita, que estaba dedicada a Nuestra Señora del Agua, las ruinas de una iglesia que estuvo dedicada al Salvador y las ruinas del castillo de Albalat y está documentado que el ejército español tomó posiciones en ese lugar en 1808 y 1809.
Fuente: Historia de Romangordo

Combate en Lugar Nuevo
El 19 de mayo de 1812 británicos y portugueses comandados por el teniente general Hill expulsaron a los franceses de la posición militar que tenían en Lugar Nuevo en el término de Romangordo y luego la destruyeron.
Esta posición militar, cuya misión era proteger un puente de barcas sobre el río Tajo, constaba de 4 fuertes, los más importantes de los cuales eran el Fuerte de Napoleón sobre un cerro de la orilla izquierda del río y el de Ragusa, construido sobre una elevación de la orilla derecha.
Además en la orilla izquierda estaba el pequeño poblado de Lugar Nuevo, cuyas casas fueron rodeadas por un muro y convertidas en algo similar a un fuerte y en la orilla derecha había también casi al nivel de las aguas del río una pequeña fortificación que denominaban “Flèche”, palabra francesa, que además del significado común de “flecha” se usaba en el argot militar como término técnico para designar un tipo especial de fortificación.
Fuente: Historia de Romangordo

El Impacto de la ocupación francesa en Romangordo
La ocupación francesa tuvo un gran impacto en la iglesia local. El párroco de Romangordo, Don Manuel Rosado Ribero, informó al Obispo y a otras autoridades religiosas de la Diócesis de Plasencia sobre el efecto de la ocupación francesa en la situación financiera de la parroquia. El sacerdote era no sólo el responsable de la iglesia local, sino también el administrador de una fundación creada por el Licenciado Don Pedro Martínez de Masa. Don Pedro había donado a la parroquia varias casas grandes y muchas fincas situadas en la zona de Romangordo y en algunos pueblos vecinos. El sacerdote era el responsable de supervisar las propiedades y de recoger sus rentas.
Don Pedro había establecido las siguientes condiciones a su donación:
– Una vez cada dos años, el sacerdote tenía que dar 20 ducados a una doncella, parienta del fundador.
– El sacerdote tenía que celebrar un elevado número de misas en nombre del fundador.
En 1812, la situación económica de Romangordo era muy grave. Con los años, los franceses, cuya política era hacer que la guerra se financiase a sí misma, habían exigido contribuciones de ganado y de productos agrícolas para mantener a sus tropas. Si la gente no podía o no quería pagar, sus casas y otras propiedades eran destruidas en represalia. En tres años, dos casas pertenecientes a la iglesia fueron destruidas y muchas de sus fincas fueron dañadas, junto con otras propiedades de los habitantes de Romangordo y de los pueblos próximos. Mucha gente había huido de la zona para escapar de los franceses y los que permanecieron rehusaban alquilar casas o fincas, porque temían que los franceses se llevasen todo o lo quemasen.
Por estos problemas, Don Manuel Rosado pidió permiso para:
– Suspender la obligación de pagar los 20 ducados adeudados desde 1809.
– Reducir el número de misas.
– Vender las maderas y las tejas de las casas destruidas, si el enemigo lo permitía. La razón que da para esto es porque no tiene dinero para reconstruirlas y nadie quiere comprar los solares de esas casas, porque hay excedente de solares en Romangordo, y sus vecinos están atravesando por una situación de gran desventura y miseria.
El 20 de Abril de 1812 el Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Plasencia concedió a Don Manuel todo lo que pidió, hasta que mejorara la situación de las rentas de la fundación.
A pesar del daño causado a varios edificios de Romangordo, la iglesia del pueblo, con sus imágenes y su cuadro de los siglos XVI y XVII, no fue tocada. Sin embargo en el cuadro, llamado “Cuadro de las Ánimas” (que muestra a la Virgen del Carmen y a Santo Domingo -el fundador de los Dominicos- flotando sobre el Purgatorio) había un agujero de 1,5 centímetros de diámetro. (Ya no existe tal agujero porque el cuadro ha sido restaurado). Según la tradición, el agujero había sido causado por una bala disparada por los franceses, para ver si había armas escondidas detrás del lienzo del cuadro.
Fuente: Historia de Romangordo
Cuatro son los documentos del expediente del Archivo Diocesano de Plasencia sobre los problemas causados por los franceses desde 1809 a 1812 al pueblo de Romangordo en general y particularmente a una Capellanía o Fundación religiosa que había allí en esa época. Esos problemas están explicados detalladamente en varios artículos publicados en “The Napoleon Series“.
Breve descripción de los 4 documentos
Una declaración del párroco de Romangordo, D. Manuel Rosado Rivero, firmada en Romangordo el 12 de Enero de 1812, sobre las posesiones de la Fundación y las rentas de la misma hasta 1807 inclusive y las rentas a partir de 1808:
Un escrito de Súplica, elaborado por D. Lorenzo Sánchez Cordero en nombre de D. Manuel Rosado Rivero y dirigido al Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Plasencia, en el que se exponen por un lado todos los problemas económicos que aquejan a la Capellanía, como consecuencia de las actuaciones de los franceses que estaban instalados en el término de Romangordo, junto al Tajo, protegiendo un paso de barcas sobre dicho río; y por otro lado se solicita al Tribunal la modificación de algunas obligaciones impuestas a la Capellanía por su Fundador.
Un escrito firmado por el Fiscal del Tribunal Eclesiástico, el Licenciado Narváez, en el que se reconocen las dificultades de la Capellanía y el estado de miseria en que está sumido el pueblo, como consecuencia de los abusos de los franceses y se aceptan las peticiones hechas por D. Manuel Rosado Rivero por medio de su abogado D. Lorenzo Sánchez Cordero:
El Auto judicial emitido por el Tribunal Eclesiástico del Obispado de Plasencia, firmado por el presidente del mismo, Dr. D. Rafael Aznar, y por el Secretario, D. Francisco Serrano Álvarez Rodríguez. De ese Auto se conserva una copia certificada en el Libro de Becerro del archivo Parroquial de Romangordo.
Fuente: Historia de Romangordo